Lauraylasfieras
Woman, 27y
27 years old, Woman
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Acerca de mí:
Hola, me llamo Laurita y me encanta ser follada.

Digamos que mi amo o algo así me ha convencido para entrar aquí. El tendrá que aprobar cualquier petición.

Por lo demás supongo que soy una chica normal:

me encantan las pollas enormes, algo curvadas, me encanta ponerme a cuatro y someterme a tantos tios como pueda, me encanta que me enjabonen y froten antes de comerme, me encanta ponerme de rodillas y hombros mientras abro mis nalgas para que me chupen el agujero del culo, me encanta que me follen duro, y que cuando mi coño esté chorreando y mi culo se abra me la metan empapada de mi propio jugo. También amo un buen coño que huela a mujer, chuparlos y frotarme con ellos. Me encanta la doble penetración y las orgías, me encanta Tinder y que se corran en mi boca. Me encanta todo tipo de juguetes anales y los enemas, me encanta todo lo que tenga que ver con ciertos tabúes/parafilias y follar siendo observada.

Os voy a contar un secreto: Desde que descubrí mi clítoris (mmmmmuyyy joven), he sido una gran ninfómana. Solía aprovechar cualquier viaje en metro que durase más de 10 minutos para cruzar las piernas, mirar a algún chico o chica atractivo alrededor, cerrar los ojos y empezar a balancearme sobre mis piernas, hasta alcanzar un buen orgasmo. O correrme tantas veces como me diese tiempo. Desde que un follamigo me inició en el mundo de las mazmorras y los locales de parejas, hace ya tres años casi, visito clubes swinger cada semana. Por suerte, para chicas solas entrar es gratis, incluso a veces con alguna copa incluida. Ha mejorado mi problema con la adicción al sexo. Ha reducido mi dependencia, porque el día que no me monto un sandwich DP con dos tíos, me como unos cuantos coños, y de vez en cuando incluso consigo que me follen un puñado de hombres seguidos, de todos las edades, colores...y tamaños! y sin que me den tiempo para tomar aire entre sus corridas dentro de mí. Si algo me gusta, en esos clubes, es que siempre tienen una zona oscura. Ahí nunca sabes lo que te vas a encontrar. Entras, te enrollas con uno, luego ves que era una, el siguiente te mete la mano en las bragas, y al siguiente le metes tú el dedo por el culo. Todo con consentimiento, no veréis un lugar con más respeto. Pues bien, esto me pasó hace un par de años en una de esas salas oscuras. Después de magrearme con alguno que otro y de meter mano a más de una, me concentré en un chico joven que sabía cómo tocar a una chica... No cruzamos una palabra, pero al poco tiempo estábamos los dos más calientes que una plancha. Entonces tomé la iniciativa, lo agarré y lo llevé a un rincón donde hay unos agarraderos, puffs, y distintos sitios donde apoyarte y tomar posturas cómodas. Ahí tampoco hay el menor rayo de luz, pero estás más lejos de manos indiscretas que puedan tocar lo que no deben, y se reserva para prácticas más íntimas y menos grupales. Aún no habíamos mediado palabra, pero de repente, según se arrodillaba, conmigo de manos contra la pared, y según él me bajaba las braguitas, que era por aquel momento la única ropa que conservava, se le ocurrió preguntarme si podría lamerme el culo, meterme ahí un dedo, y si deseaba sexo anal. Esto para mí no era nada que me pudiera asustar ni sorprender, pues es bastante frecuente. De hecho, por suerte para mí es frecuente, pues soy una gran aficionada a estas prácticas anales, así como los enemas, e incluso otras parafilias. Lo que me dejó helada, en ese momento en que por inercia y por lo caliente que ya estaba, le acababa de dar permiso para esa lamida anal, y que él ya estaba hundiendo su lengua en mi culo mientras yo le ayudaba a mantener separadas mis nalgas, es que por su voz, había reconocido que la persona que en ese momento me estaba comiendo el agujero del culo con su lengua: era mi hermano mayor. Tras un par de segundos de bloqueo y confusión, mi coño me sacó de dudas, y empezó a llenarse de jugo. La sensación de calor era increíble, y ya sólo me moría por que me penetrase. No me atreví a arriesgarme a que me reconociera, aún quería ver de qué era capaz.Entonces, en ese rincón, con las manos en la pared, el culo en pompa y las piernas bien abiertas, empecé a pegarle la cara contra mi coño, y a hacer todo lo posible por preparar mi culo para la penetración, guiando sus dedos dentro, para demostrarle que con un poquito más de saliva su polla ya entraría. Polla, por cierto, que nunca había visto, ni mucho menos sentido de ninguna forma. Y era una buena herramienta. Cuando no pude más, se la agarré y puse la punta directamente en mi culo. En cuanto empujé, ese agujero se la tragó entera, con un gran grito de placer por mi parte, que me hizo incluso pasar algo de vergüenza. Cuando estábamos en marcha, y el disfrute ya sólo podía acabar en una gran traca final, vi que me haría explotar si le dijera quién era y a él le gustase la idea de follarse a su hermanita. Así que decidí por primera vez decir algunas palabras completas más allá de 'ooohhh', 'mmmhhh', y empecé a pedirle que no parase de follarme, que se corriera dentro de mi culo, le llamé por su nombre, y le dije: "Pablo... reviéntale el culo a tu hermanita". Él ya estaba casi corriéndose en ese momento, pero no pareció inmutarse ni salir de su concentración. Se pegó una gran corrida mientras yo tenía los ojos en blanco y sin ningún control sobre mí misma. Sacó su polla de mí, y rápidamente se agachó a acabar de comerme el coño y el culo. Me tuvo paralizada algún minuto más, hasta que finalmente me recuperé. Entonces me dio un beso de hermano, y me dijo que vio mi coche al llegar. Y que al no verme por ningún lado, había fantaseado con encontrarme en la zona oscura. Se había guiado por mi perfume, y había conseguido hacerme sentir como si fuera la única de los dos que lo sabía mientras me follaba. La niña traviesa que deja que su hermano le folle.
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Gender: Woman

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Country: Spain

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Region: Madrid

City: Alcalá

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About me:

Acerca de mí:
Hola, me llamo Laurita y me encanta ser follada.

Digamos que mi amo o algo así me ha convencido para entrar aquí. El tendrá que aprobar cualquier petición.

Por lo demás supongo que soy una chica normal:

me encantan las pollas enormes, algo curvadas, me encanta ponerme a cuatro y someterme a tantos tios como pueda, me encanta que me enjabonen y froten antes de comerme, me encanta ponerme de rodillas y hombros mientras abro mis nalgas para que me chupen el agujero del culo, me encanta que me follen duro, y que cuando mi coño esté chorreando y mi culo se abra me la metan empapada de mi propio jugo. También amo un buen coño que huela a mujer, chuparlos y frotarme con ellos. Me encanta la doble penetración y las orgías, me encanta Tinder y que se corran en mi boca. Me encanta todo tipo de juguetes anales y los enemas, me encanta todo lo que tenga que ver con ciertos tabúes/parafilias y follar siendo observada.

Os voy a contar un secreto: Desde que descubrí mi clítoris (mmmmmuyyy joven), he sido una gran ninfómana. Solía aprovechar cualquier viaje en metro que durase más de 10 minutos para cruzar las piernas, mirar a algún chico o chica atractivo alrededor, cerrar los ojos y empezar a balancearme sobre mis piernas, hasta alcanzar un buen orgasmo. O correrme tantas veces como me diese tiempo. Desde que un follamigo me inició en el mundo de las mazmorras y los locales de parejas, hace ya tres años casi, visito clubes swinger cada semana. Por suerte, para chicas solas entrar es gratis, incluso a veces con alguna copa incluida. Ha mejorado mi problema con la adicción al sexo. Ha reducido mi dependencia, porque el día que no me monto un sandwich DP con dos tíos, me como unos cuantos coños, y de vez en cuando incluso consigo que me follen un puñado de hombres seguidos, de todos las edades, colores...y tamaños! y sin que me den tiempo para tomar aire entre sus corridas dentro de mí. Si algo me gusta, en esos clubes, es que siempre tienen una zona oscura. Ahí nunca sabes lo que te vas a encontrar. Entras, te enrollas con uno, luego ves que era una, el siguiente te mete la mano en las bragas, y al siguiente le metes tú el dedo por el culo. Todo con consentimiento, no veréis un lugar con más respeto. Pues bien, esto me pasó hace un par de años en una de esas salas oscuras. Después de magrearme con alguno que otro y de meter mano a más de una, me concentré en un chico joven que sabía cómo tocar a una chica... No cruzamos una palabra, pero al poco tiempo estábamos los dos más calientes que una plancha. Entonces tomé la iniciativa, lo agarré y lo llevé a un rincón donde hay unos agarraderos, puffs, y distintos sitios donde apoyarte y tomar posturas cómodas. Ahí tampoco hay el menor rayo de luz, pero estás más lejos de manos indiscretas que puedan tocar lo que no deben, y se reserva para prácticas más íntimas y menos grupales. Aún no habíamos mediado palabra, pero de repente, según se arrodillaba, conmigo de manos contra la pared, y según él me bajaba las braguitas, que era por aquel momento la única ropa que conservava, se le ocurrió preguntarme si podría lamerme el culo, meterme ahí un dedo, y si deseaba sexo anal. Esto para mí no era nada que me pudiera asustar ni sorprender, pues es bastante frecuente. De hecho, por suerte para mí es frecuente, pues soy una gran aficionada a estas prácticas anales, así como los enemas, e incluso otras parafilias. Lo que me dejó helada, en ese momento en que por inercia y por lo caliente que ya estaba, le acababa de dar permiso para esa lamida anal, y que él ya estaba hundiendo su lengua en mi culo mientras yo le ayudaba a mantener separadas mis nalgas, es que por su voz, había reconocido que la persona que en ese momento me estaba comiendo el agujero del culo con su lengua: era mi hermano mayor. Tras un par de segundos de bloqueo y confusión, mi coño me sacó de dudas, y empezó a llenarse de jugo. La sensación de calor era increíble, y ya sólo me moría por que me penetrase. No me atreví a arriesgarme a que me reconociera, aún quería ver de qué era capaz.Entonces, en ese rincón, con las manos en la pared, el culo en pompa y las piernas bien abiertas, empecé a pegarle la cara contra mi coño, y a hacer todo lo posible por preparar mi culo para la penetración, guiando sus dedos dentro, para demostrarle que con un poquito más de saliva su polla ya entraría. Polla, por cierto, que nunca había visto, ni mucho menos sentido de ninguna forma. Y era una buena herramienta. Cuando no pude más, se la agarré y puse la punta directamente en mi culo. En cuanto empujé, ese agujero se la tragó entera, con un gran grito de placer por mi parte, que me hizo incluso pasar algo de vergüenza. Cuando estábamos en marcha, y el disfrute ya sólo podía acabar en una gran traca final, vi que me haría explotar si le dijera quién era y a él le gustase la idea de follarse a su hermanita. Así que decidí por primera vez decir algunas palabras completas más allá de 'ooohhh', 'mmmhhh', y empecé a pedirle que no parase de follarme, que se corriera dentro de mi culo, le llamé por su nombre, y le dije: "Pablo... reviéntale el culo a tu hermanita". Él ya estaba casi corriéndose en ese momento, pero no pareció inmutarse ni salir de su concentración. Se pegó una gran corrida mientras yo tenía los ojos en blanco y sin ningún control sobre mí misma. Sacó su polla de mí, y rápidamente se agachó a acabar de comerme el coño y el culo. Me tuvo paralizada algún minuto más, hasta que finalmente me recuperé. Entonces me dio un beso de hermano, y me dijo que vio mi coche al llegar. Y que al no verme por ningún lado, había fantaseado con encontrarme en la zona oscura. Se había guiado por mi perfume, y había conseguido hacerme sentir como si fuera la única de los dos que lo sabía mientras me follaba. La niña traviesa que deja que su hermano le folle.Show more


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